martes, 26 de octubre de 2010

Aprende a dominar en ti lo que Dios aborrece

(Proverbios 6:16-20 a) “Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma:
                        Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente,
                        El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al
                        mal,
                        El testigo falso que habla mentiras, Y el que enciende rencillas entre los hermanos."
                        Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre.”

Introducción:

El ser humano, después de su caída en el Edén, su inclinación es continuamente al mal, debido a nuestra naturaleza pecaminosa. Esa forma pecaminosa se expresa en nosotros a través de nuestra interacción con los que nos rodean, y con esto podemos desagradar a Dios. Esa interacción rebelde que algunas veces aflora en nuestras vidas, son similares como la siguiente ilustración recibida por correo: Se cuenta lo siguiente de un viejo anacoreta o ermitaño, es decir, una de esas personas que por amor a Dios se refugian en la soledad del desierto, del bosque o de las montañas para solamente dedicarse a la oración y a la penitencia. Se quejaba muchas veces que tenía demasiado quehacer. La gente no entendía cómo era posible que tuviera tanto trabajo en su retiro. A lo que les contestó:
"Tengo que domar a dos halcones, entrenar a dos águilas, mantener quietos a dos conejos, vigilar una serpiente, cargar un asno, someter a un león y sujetar un guepardo". No vemos ningún animal cerca de la cueva donde vives, decían los que lo rodeaban. ¿Dónde están todos estos animales? Entonces el ermitaño dio una explicación que todos comprendieron. “Estos animales los llevamos dentro”.

Los animales mencionados por el anacoreta son los siguientes:
1. Los dos halcones, se lanzan sobre todo lo que se les presenta, bueno y malo. Tengo que entrenarlos para que sólo se lancen sobre presas buenas… SON MIS OJOS.
Ante nuestros ojos se presenta lo bueno y lo malo, y es nuestra decisión escoger qué debemos mirar y qué no debemos mirar. En (Génesis 3:6) “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos”. El resto de la historia la conocemos, pues al poner Eva los ojos donde no debía, la llevó a la desobediencia de comer el fruto del árbol prohibido, trayendo maldición a su marido y a toda la humanidad.
Veamos que dice la Palabra sobre los ojos: (Proverbios 6:16-23) “Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos.” Están cargados de vanidad, y esto es pecado. Dice (Proverbios 27:20) “El sepulcro y la perdición nunca se hartan, así los ojos del hombre nunca están satisfechos.” Los ojos no se sacian de ver lo bueno y lo malo, con severa tendencia a querer mirar lo malo. (Lucas 11:34) “La lámpara del cuerpo es nuestro ojo. Cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas”. (Mateo 18:9) “Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego”. Y con esto no estamos exhortando a que se cumpla literalmente esta palabra, pero si a que debemos apartar nuestros ojos de todo lo que le desagrade a Dios Debemos cuidar nuestros ojos de todo lo malo y de todo lo vano. A veces nos permitimos ver lo que no agrada a Dios, como escenas de horrendos crímenes, violencias, escenas de sexo, etc., justificándonos: Pues, a la verdad, ya yo soy lo suficiente maduro, y puedo permitirme ver todo, que no me va a afectar mi vida espiritual.
Al principio, cuando conocimos al Señor, siempre queríamos saber: ¿será bueno esto o no?, y después de crecidos en la fe debemos aprender a preguntarnos: ¿glorifica esto a Dios, o no? Debemos cuidar nuestros ojos de lo que no glorifica a Dios. Para poder habitar en su Tabernáculo (Salmo 15:4) “Aquel cuyos ojos el vil es menospreciado.”, o sea, aquel que no se agrada del que hace vilezas. (Isaías 33:15 y 17) “…el que cierra los ojos para no ver cosa mala” “Tus ojos verán al Rey”. La solución aparece en (Proverbios 23:26) “Y miren tus ojos por mis caminos”.

2. Las dos águilas con sus garras hieren y destrozan. Tengo que entrenarlas para que sólo se pongan al servicio y ayuden sin herir…SON MIS MANOS.
(Proverbios 6:17) nos enseña que una de las siete cosas que abomina el alma de Dios son: “Las manos derramadoras de sangre inocente”. Con las manos abrazamos a un ser querido, a un hermano, pero con las manos ejercemos también violencia, se golpea, se roba, se mata. El (Salmo 24:3-4) ¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién entrará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón”. Por las cualidades de Dios, que es Santo, Santo, Santo, a su presencia no entrará nada inmundo, debemos entrar con manos limpias, de una vida en santidad.

3. Y los conejos quieren ir adonde les plazca, huir de los demás y esquivar las situaciones difíciles. Tengo que enseñarles a estar quietos aunque haya un sufrimiento, un problema o cualquier cosa que no me gusta…SON MIS PIES.
(Proverbios 6:18) nos dice que Jehová abomina “los pies presurosos para correr al mal”. Recordemos qué le sucedió a Jonás, cuando desobedeció huyendo de la presencia de Dios hacia Tarsis. (Jonás 1-17) Dios le tenía preparado una gran tormenta y un gran pez, y sólo salió del mismo, cuando rogó a Dios, y tomó la decisión de obedecerlo. El cristiano debe contener sus pies de ir a lugares que a Dios le desagradan. El escritor del (Salmo 119:101) declaró: “De todo mal camino contuve mis pies”. Porque él amaba a Dios, quería agradar a Dios y disfrutar de su presencia.
La única forma de guiar nuestros pies por buenos caminos la declara el (Salmo 119:105)”Lámpara es a mis pies tu Palabra, y lumbrera a mi camino”. (Salmo 121:3) “No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda”. Esta es una promesa del Señor, para los que transitan por los caminos de Dios, y no se desvían por caminos malos.

4. Lo más difícil es vigilar la serpiente aunque se encuentra encerrada en una jaula de 32 varillas, siempre está lista por morder y envenenar a los que la rodean apenas se abre la jaula, si no la vigilo de cerca, hace daño…ES MI LENGUA.
(Proverbios 18:21) “la muerte y la vida están en el poder de la lengua. Y el que la ama, comerá de sus frutos”.
(Santiago 3:1-13) “Hermanos míos, no os hagáis muchos maestros, sabiendo que recibiremos mayor
condenación.
Porque todos ofendemos en muchas cosas. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, que también puede con freno gobernar todo el cuerpo.
He aquí nosotros ponemos frenos en las bocas de los caballos para que nos obedezcan, y gobernamos todo su cuerpo.
Mirad también las naves: aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde quisiere el que las gobierna.
Así también, la lengua es un miembro pequeño, y se gloría de grandes cosas. He aquí, un pequeño fuego ¡cuán grande bosque enciende!
Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Así la lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y es inflamada del infierno.
Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres de la mar, se doma y es domada de la naturaleza humana:
Pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado; llena de veneno mortal.
Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos á los hombres, los cuales son hechos a la semejanza de Dios.
De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, no conviene que estas cosas sean así hechas.
¿Echa alguna fuente por una misma abertura agua dulce y amarga?
Hermanos míos, ¿puede la higuera producir aceitunas, ó la vid higos? Así ninguna fuente puede hacer agua salada y dulce.
Santiago 3:13 ¿Quién es sabio y avisado entre vosotros? muestre por buena conversación sus obras en
mansedumbre de sabiduría.
La misma Palabra lo describe todo y da la solución adecuada en el (Salmo 34:12-13):
¿Quién es el hombre que desea vida, Que codicia días para ver bien?
Guarda tu lengua de mal, Y tus labios de hablar engaño.
5. El burro es muy obstinado, no quiere cumplir con su deber. Pretende estar cansado y no quiere llevar su carga de cada día… ES MI CUERPO.
(Isaías 50:4) “Jehová el Señor me dio lengua de sabio, para saber hablar palabras al cansado”.
Debemos saber identificar si el cansancio de nuestro cuerpo es producto de alguna deficiencia biológica de nuestro organismo, por anemia, diabetes, problemas cardíacos, etc, la que debe ser atendida primeramente por el médico divino, y si fuere su voluntad, debe ser tratada por la medicina. De no ser así, debemos analizar si ese cansancio se debe a la pereza, de la pereza debemos huir, escapar, pues según la Palabra, en (Proverbios 19:15) “La pereza hace caer en profundo sueño”, y entonces, no tienes deseos de asistir a la Iglesia, ni de leer la Palabra, ni de alabar a Dios, ni de orar, ni de predicar el mensaje del Evangelio, tu espíritu se separa cada vez más de Dios, y pierdes la visión de los propósitos de Dios para tu vida, y esto es desagradable ante Dios. Existe el cansancio debido a exceso de trabajo, y la Palabra de nuestro Dios nos dice en (Isaías 40: 29-31) “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna. Los muchachos se fatigan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán”. Hay gran exhortación para todos los que están cansados en (Mateo 11:28-29) “Venid a mi todos los que están trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso  para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.
A este, nuestro cuerpo cansado, solo podemos darle descanso acudiendo a la presencia del Señor. Con su ayuda podemos deshacernos de la pereza, podemos librarnos de todo cansancio. Aunque la carne no se convierte, se somete en el nombre de Jesús.
También debemos tener presente que nuestros cuerpos también fueron hechos para glorificar a Dios. En (Romanos 12:1) el apóstol Pablo hizo a los Romanos una rogativa: “Así que, hermanos, os ruego por la misericordia de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” A los corintios les recuerda: (1 Corintios 6: 19-20) ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es Templo del espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”, por lo que nuestros cuerpos también deben estar sometidos a Dios.

6. Necesito domar al león, quiere ser el rey, quiere ser siempre el primero, es vanidoso y orgulloso… ESE...     ES MI CORAZON
(Jeremías 19: 9-10) “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.”
(Marcos 7: 21-23) “Porque de dentro del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.
Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.”
Dice el Señor en su Palabra que solo entrará en su Monte Santo “limpio de manos y puro de corazón” (Salmo 24:4).
El (Salmo 37:31) dice del justo que: La ley de su Dios está en su corazón, por tanto sus pies no resbalarán.”
El salmista da la mejor recomendación en el (Salmo 119: 11) “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.”

7. Finalmente el necesito sujetar un guepardo, el cual, como es tan rápido, puede ocasionar mucho daño en su veloz carrera a todo lo se interponga a su paso. ESE … ES MI PENSAMIENTO.
Nuestros pensamientos y nuestro corazón están íntimamente ligados. Con nuestro nuestros pensamientos también pecamos contra Dios. Esos malos pensamientos salen de nuestro corazón. (Proverbios 6:18) “el corazón que maquina pensamientos inicuos.”, esto es abominación a Dios
(Zacarías 8:17) “Ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis el juramento falso, porque todas estas son cosas que aborrezco, dice Jehová.”
Dios conoce nuestros pensamientos desde lejos: (Salmo 139:2) “Has entendido desde lejos mis pensamientos”. El autor del (Salmo 139: 23-24) rogaba a Dios como nosotros debemos también rogarle: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos, y ve si hay en mi camino de perversidad, y guíame por el camino eterno.”
El apóstol Pablo tuvo que presentar defensa de su ministerio y el de sus colaboradores ante los corintios. (2 Corintios 10:5) “derribando todo argumento y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. En el versículo (7) les recomienda que piensen  por sí mismos, que como ellos son de Cristo, también el apóstol Pablo y sus colaboradores eran de Cristo, pues algunos corintios los tenían como si anduviesen en la carne,. Al parecer habían sido objeto de críticas e injustos pensamiento hacia ellos. Para librarnos de pecar en nuestros pensamientos, debemos ponerlos bajo el dominio de nuestro Señor Jesucristo.
(1 Corintios 2: 11-16) Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que dios nos ha concedido,
Lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
En cambio, el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.
Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.”
Los verdaderos cristianos tenemos la mente de Cristo, por lo tanto, debemos ser sabios y diligentes en usarla como es debido.

Conclusiones:
El viejo anacoreta ilustró de una forma muy peculiar los pecados que podemos cometer contra Dios con nuestras obras (manos, pies, cuerpo), con nuestras palabras (la lengua), y con nuestros pensamientos y nuestro corazón. Estos pecados  continuamente debemos rendirlos y someterlos a los pies del Señor, porque es el único que puede ayudarnos a librarnos de ellos. Solo así estaremos seguros de que podremos habitar en su Tabernáculo, en su Monte Santo, y alcanzaremos la tremenda promesa de (Isaías 33: 14-15) “Los pecadores se asombraron en Sión, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?
El que camina en justicia, y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos por no recibir cohecho, el que tapa su oreja por no oír sangres, el que cierra sus ojos por no ver cosa mala:
Este habitará en las alturas: fortalezas de rocas serán su lugar de acogimiento; se le dará su pan, y sus aguas serán ciertas.
Tus ojos verán al Rey en su hermosura; …”

“Dios los bendiga”.

Ana Herrera González
Ciudad Habana, Cuba

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