lunes, 13 de agosto de 2012

LA INTEGRIDAD

Job 1:1
 En la región de Us había un hombre llamado Job, que vivía una vida recta y sin tacha, y que era un fiel servidor de Dios, cuidadoso de no hacer mal a nadie.
Esta historia bíblica narra los sufrimientos y prueba de Job, el cual fue probado para asi demostrar su integridad ante Dios.

INTEGRIDAD
No es más que Entereza moral, probidad, inculpabilidad, honorabilidad, De una persona que no cambia sus principios morales.
Las palabras hebreas relacionadas con la integridad (tom, tum·máh, tam, ta·mím) comparten el significado primario de lo que es "completo" o "entero". Josué 10:13 Y el sol y la luna se detuvo hasta que el pueblo se vengó del enemigo. Esto es lo que dice el Libro del Justo. El sol se detuvo en medio del cielo, y por casi un día entero no se puso.
 Ta·mím se usa varias veces para referirse a la integridad física, o salud, y a la ausencia de taras, por ejemplo, en las víctimas de los sacrificios.
Éxodo 12:5  El animal deberá ser de un año, macho y sin defecto, y podrá ser un cordero o un cabrito.
 Pero con más frecuencia estas expresiones denotan entereza moral, inculpabilidad.
Cuando ta·mím se aplica a Dios, puede traducirse "perfecto", como cuando se habla de la actividad y las obras de Jehová, su camino, su conocimiento y su ley
Dt 32:4; Él es nuestro protector; sus obras son perfectas, sus acciones son justas. Es el Dios de la verdad, en él no hay injusticia; ¡él es justo y verdadero!
Salmo 18:30; El camino de Dios es perfecto; la promesa del Señor es digna de confianza; ¡Dios protege a cuantos en él confían!
  Todas estas manifestaciones divinas reflejan una plenitud tan incomparable, irreprochable y exenta de defecto o falta, que identifican claramente a Aquel que las posee como el único Dios verdadero. 
Rom 1:20  pues lo invisible de Dios se puede llegar a conocer, si se reflexiona en lo que él ha hecho. En efecto, desde que el mundo fue creado, claramente se ha podido ver que él es Dios y que su poder nunca tendrá fin. Por eso los malvados no tienen disculpa.
Se dice que Job, "resultó sin culpa [heb. tam] , recto, y temeroso de Dios y apartado del mal". Job 1:1
 En la región de Us había un hombre llamado Job, que vivía una vida recta y sin tacha, y que era un fiel servidor de Dios, cuidadoso de no hacer mal a nadie.
  Las preguntas que Jehová le planteó a su Adversario con respecto a Job cuando Satanás se presentó en una asamblea de ángeles en las cortes celestiales, reflejan que la integridad humana era una cuestión en litigio entre Jehová Dios y Satanás. Este adujo que Job adoraba a Dios por motivos impropios, no por verdadera devoción, sino por intereses egoístas, y de ese modo cuestionó la integridad de Job. Aunque se le autorizó a despojar a Job de todas sus vastas posesiones y hasta de sus hijos, Satanás no pudo quebrantar su integridad. (Job 1:6–2:3.)
Ante esto, alegó que Job estaba dispuesto a soportar la pérdida de sus posesiones y hasta de sus hijos mientras no se atentara contra su vida. (Job 2:4, 5.)
A partir de ese momento, Job se vio aquejado de una dolorosa enfermedad y presionado por su esposa, que intentaba hacerle desistir, así como por tres amigos que, representando falsamente las normas y propósitos divinos, le acosaron con crítica destructiva y calumnias. (Job 2:6-13; 22:1, 5-11.)
 Job, sin embargo, afirmó que no abjuraría de su integridad: "¡Hasta que expire no quitaré de mí mi integridad! A mi justicia he echado mano, y no la soltaré; mi corazón no me molestará con escarnio por ninguno de mis días". (Job 27:5, 6.) Su integridad inamovible demostró que el Adversario de Dios era un mentiroso.
Los comentarios desafiantes de Satanás en el caso de Job muestran que desde su punto de vista se puede apartar de Dios a toda persona, que no hay nadie que le sirva desinteresadamente. Por consiguiente, tanto los seres humanos como los hijos celestiales de Dios tienen el sobresaliente privilegio de contribuir a la vindicación y santificación del nombre de Dios y de demostrar que apoyan la soberanía de Jehová trazándose un derrotero de integridad. "
Los exentos de culpa en su camino le son un placer" a Jehová. (Pr 11:20;  
 Mientras sufría, Job expresó confianza en que Jehová 'le pesaría en balanza exacta, y Dios llegaría a conocer su integridad'. (Job 31:6.) Job luego pasó a mencionar aproximadamente una docena de ejemplos de la vida real, los cuales, de haber sido verdad en su caso, habrían demostrado falta de integridad. (Job 31:7-40.)
Puesto que todo ser humano es imperfecto e incapaz de alcanzar a la perfección las normas de Dios, su integridad no significa perfección de acción ni de habla. Más bien, las Escrituras muestran que significa devoción de corazón total o plena. Si bien David cometió varios errores serios por debilidad, 'anduvo con integridad de corazón' (1Re 9:4), puesto que aceptó la censura y rectificó su camino. Demostró que todavía amaba a Jehová Dios de todo corazón. (Salmo 26:1-3, 6, 8, 11.) Más tarde le dijo a su hijo Salomón: "Conoce al Dios de tu padre y sírvele con corazón completo y con alma deleitosa; porque todos los corazones Jehová los está escudriñando, y toda inclinación de los pensamientos la está discerniendo". Sin embargo, el corazón de Salomón no "resultó completo para con Jehová su Dios como el corazón de David su padre". (1Cr 28:9; 1Re 11:4; la palabra "completo" que aparece en estos dos textos viene de otra expresión hebrea, scha·lém, al igual que en Pr 11:1; 1Re 15:14.)
De modo que la integridad no está restringida a algún aspecto de la conducta humana en particular; no aplica solo a asuntos obviamente "religiosos". Para el siervo de Dios es un camino en la vida por el que 'anda', buscando siempre el conocimiento de la voluntad de Jehová. (Salmo 119:1-3.) David pastoreó a la nación de Israel "conforme a la integridad de su corazón", tanto en asuntos relacionados directamente con la adoración de Jehová como en su manera de dirigir los asuntos gubernamentales. También deseaba que aquellos que estaban a su alrededor y sus ministros fuesen igualmente personas de integridad, "[que anduvieran] en un camino exento de falta". (Salmo 78:72; 101:2-7.)
  Se debe mantener la integridad durante toda la vida, como hicieron Noé, Abrahán y otros. (Gen 6:9; 17:1; 2Sa 22:24.)
La integridad requiere lealtad absoluta a Dios y adherencia a la justicia, no solo en condiciones o circunstancias favorables, sino en toda circunstancia y en todo tiempo. Después de recalcar que únicamente es aceptable a Jehová el que guarda integridad, "hablando la verdad en su corazón", el salmista dice que esa persona "ha jurado a lo que es malo para sí, y no obstante no lo altera", es decir, permanece fiel a su compromiso aun si algo con lo que ha concordado solemnemente perjudica sus intereses personales. (Salmo15:1-5; contrástese con Rom 1:31; 1Ti 1:10.) Por lo tanto, la integridad es más evidente cuando la devoción de la persona está bajo prueba y se la presiona para que abandone su derrotero justo. Aunque llegue a ser un hazmerreír a la vista de sus opositores (Job 12:4; compárese con Jer 20:7)  
objeto de su hablar mordaz (Salmo 64:3, 4),
odio y persecución violenta (Pr 29:10; Amos 5:10).
Tanto en enfermedad como en adversidad, debe retener firmemente su integridad' como lo hizo Job, sin importar el costo. (Job 2:3.)
El mantener tal derrotero de integridad no depende de la propia fuerza moral, sino de ejercer profunda fe y confianza en Jehová y en su poder salvador. (Salmo 25:21.) La promesa de Dios es que actuará como un "escudo" y "plaza fuerte", al guardar el camino de aquellos que andan en integridad. (Pr 2:6-8; 10:29; Salmo 41:12.) El interés constante de dichas personas en ganar la aprobación de Jehová da estabilidad a su vida y les permite seguir un derrotero recto hacia su meta. (Salmo 26:1-3; Pr 11:5; 28:18.)
  Aunque, como dijo Job en un momento de perplejidad, los inculpables quizás sufran debido a la gobernación del inicuo y mueran junto con él, Jehová asegura que tiene en cuenta la vida del intachable y le garantiza la continuidad de su herencia, un futuro pacífico y la posesión de lo bueno. (Job 9:20-22; Salmo  37:18, 19, 37; 84:11; Pr 28:10.) Como en el caso de Job, el ser un hombre de integridad, no la riqueza, es lo que hace que una persona sea de verdadero valor, merecedora de respeto. (Pr 19:1; 28:6.) A los hijos que tienen el privilegio de que su padre sea así, se les puede considerar felices (Pr 20:7), y gracias a la vida ejemplar de su padre, reciben un legado espléndido, siendo partícipes de su buen nombre y del respeto que él se ha ganado.
Aparte de los ejemplos de Job y David, las Escrituras Hebreas abundan en ejemplos de hombres de integridad. Abrahán demostró que su lealtad a Dios era inquebrantable al estar dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac. (Gen 22:1-12.) Tanto en sus años jóvenes como en su edad adulta, Daniel y sus tres compañeros protagonizaron verdaderas hazañas de integridad cuando fueron puestos a prueba. (Daniel 1:8-17; 3:13-23; 6:4-23.) El apóstol Pablo escribió en el capítulo 11 de su carta a los Hebreos una larga lista de hombres que gracias a su fe demostraron integridad en circunstancias difíciles muy diversas.
El Hijo de Dios, Jesucristo, puso el ejemplo supremo de integridad y de confianza absoluta en el cuidado y la fuerza de su Padre celestial.
 Dicha integridad lo 'perfeccionó' para ser el sumo sacerdote de Dios y el rey ungido del Reino celestial, un reino mayor que el de David. (Heb 5:7-9; 4:15; 7:26-28; Hch 2:34, 35.) La integridad está implícita en el mandato que Jesús destacó como el mayor de todos: amar a Jehová Dios con todo el corazón, mente, alma y fuerzas. (Mt 22:36-38.) El mandato "ustedes, en efecto, tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto" (Mt 5:48),
Las enseñanzas de Jesús resaltaron la pureza de corazón, la unidad de mente y de propósito, la ausencia de hipocresía..., todas ellas cualidades que caracterizan la integridad. (Mt 5:8; 6:1-6, 16-18, 22, 23; Luc 11:34-36.)
 Al igual que David y otros siervos de Dios del pasado el apóstol Pablo mostró el mismo interés en ser inocente e intachable. Estaba libre de cualquier acusación de corrupción o tortuosidad en su ministerio y en todos sus tratos con otros. (2Co 4:1, 2; 6:3-10; 8:20, 21; 1Te 1:3-6.)
La perseverancia frente a la oposición al cumplir con una comisión divina, y el aguantar privaciones, persecución y sufrimiento por adherirse a un derrotero de devoción piadosa, fueron cualidades que distinguieron a Pablo y a otros cristianos primitivos como personas de integridad. (Hch 5:27-41; 2Co 11:23-27.)

Salmo 1 (1-3) LBLA
¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores,¡
sino que en la ley del SEÑOR está su deleite, y en su ley medita de día y de noche!
Será como árbol firmemente plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no se marchita; en todo lo que hace, prospera.

Dios le bendiga.

Maranatha      
       
Cristo viene Pronto


        



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