martes, 14 de agosto de 2012

EL PODER DE LA FE. HEBREOS 11(36)-12(3)

El Poder de la Fe. Hebreos 11(36)- 12(3)
  
Alguien dijo; ¿Recuerda usted lo que sentía cuando era niño y se acercaba su cumpleaños?
 Se sentía emocionado y ansioso. Tenía la certeza de que recibiría regalos y otros obsequios. Pero algunas cosas serían una sorpresa. Los cumpleaños combinan seguridad y expectación. ¡Así es también con la fe! La fe es la convicción basada en las experiencias pasadas de que, con toda seguridad, Dios nos dará nuevas sorpresas.
Cuando usted amado lector se concentra en meditar que paso en el pasaje que habla de los héroes de la fe, en hebreos 11 usted no le queda mas que emocionarse al ver tanto milagros que ocurrieron en diferentes escritos y épocas gracias a la fe de hombres y mujeres que tuvieron la oportunidad de participar en ella y vivirla como una experiencia personal y esto hacia poner en alto el nombre del Altísimo que siempre marcho con ellos en diferentes circunstancia.
Pero cuando ya vamos llegando a los versículos finales, es cuando usted va a ver las cosas de diferente manera pues aunque eran personas con el mismo orden de vida no es menos cierto que ellos a pesar de su fe no alcanzaron a ver lo prometido.
 Heb 11:35  Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección.
Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles.
Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados;
De los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.
Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido;
 proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.
 El hecho de que otros fueron atormentados, y sufrieron de formas distintas, indica que la fe no excluye automáticamente de dificultades, pruebas o tragedias. Aun más, experimentar esas adversidades no significa que la gente que las sufre posee menos fe que aquellos que no han sido afectados.
La misma fe que permite a algunos librarse de problemas, ayuda a otros a soportarlos.
La misma fe que salva a algunos de la muerte, permite a otros enfrentarla victoriosamente.
 La fe no es un puente que se eleva sobre aguas turbulentas, sino un paso a través de ellas. Para encontrar este paso, y hallar el origen de cualquier dificultad, se necesita perseverar en la oración y la alabanza. De esta forma se descubren los propósitos de Dios.
Debiera complacernos pensar cuán grande fue el número de los creyentes del Antiguo Testamento, y cuán firme era su fe, aunque su objeto no estaba, entonces, tan claramente dados a conocer como ahora. Debemos lamentar que ahora, en los tiempos del evangelio, cuando la regla de la fe es más clara y perfecta, sea tan pequeño el número de los creyentes y tan débil su fe.
 Es la excelencia de la gracia de la fe, que mientras ayuda a los hombres a hacer grandes cosas, como Gedeón, les impide pensar cosas grandes y elevadas acerca de sí mismos.
 La fe, como la de Barac, recurre a Dios en todos los peligros y dificultades, y entonces responde agradecida a Dios por todas sus misericordias y liberaciones.
Por fe, los siervos de Dios vencerán aun al león rugiente que anda viendo a quien devorar.
 La fe de los creyentes dura hasta el final, y al morir, le da la victoria sobre la muerte y sobre todos sus enemigos mortales, como a Sansón.  
La gracia de Dios suele fijarse sobre personas totalmente inmerecedoras, y muy poco merecedoras para hacer grandes cosas por ellos y para ellos.
Pero la gracia de la fe, dondequiera que esté, pondrá a los hombres a reconocer a Dios en todos sus caminos, como a Jefté. Hará osados y valerosos a los hombres en una causa buena. Pocos se hallaron con pruebas más grandes, pocos mostraron una fe más viva que David, y él dejó un testimonio en cuanto a las pruebas y los actos de fe en el libro de los Salmos, que ha sido y siempre será de gran valor para el pueblo de Dios. Probablemente los que van a crecer para distinguirse por su fe, empiecen a veces a ejercerla como Samuel. La fe capacitará al hombre para servir a Dios y a su generación en toda forma en que pudiera ser empleada.
Los intereses y los poderes de los reyes y los reinos suelen oponerse a Dios y a su pueblo, pero Dios puede someter fácilmente a todos los que se opongan en contra.  
  El Antiguo Testamento presenta la vida de varias personas que tuvieron esas grandes victorias.
 Josué y Débora conquistaron reinos (el libro de Josué, Jueces 4; 5).
Nehemias administró justicia (el libro de Nehemias).
Daniel fue protegido de la boca de los leones (Daniel 6) Sadrac, Mesac y Abed-nego fueron protegidos en el horno de fuego (Daniel 3).
Elías escapó de las espadas de los escuderos de la reina malvada Jezabel (1reyes_19:2).
Ezequías llegó a ser fuerte después de una enfermedad
(2 Reyes 20).
Gedeón fue poderoso en la batalla (Jueces 7).
Un hijo de una viuda fue resucitado por el profeta Elías (2reyes_4:8-37).
Nosotros también podemos tener victoria mediante la fe en Cristo. Nuestras victorias pueden ser parecidas a las que tuvieron los santos del Antiguo Testamento, pero es más probable que cada una de nuestras victorias esté directamente relacionada con la función que Dios quiere que desempeñemos. A pesar de que nuestro cuerpo se deteriora y muere, viviremos por siempre gracias a Cristo. En la resurrección prometida, aun la muerte física será derrotada y la victoria de Cristo será completa.
Muchos piensan que el dolor es la excepción en la vida cristiana. Cuando el sufrimiento tiene lugar dicen: "¿Por qué a mí?". Sienten como si Dios los hubiera abandonado o que quizá no era tan confiable como pensaban. En realidad, vivimos en un mundo malvado, y la vida incluye mucho sufrimiento, incluso para los creyentes. Pero Dios sigue dominando las circunstancias. El permite que algunos cristianos lleguen a ser mártires por la fe, y permite que otros sobrevivan a la persecución.
 Podemos recibir consuelo al saber que Jesucristo sufrió de igual modo. El comprende nuestros temores, nuestras debilidades y nuestros desalientos. Ha prometido no dejarnos nunca (Mat._28:18-20) e intercede en nuestro favor (Mat._7:24-25). En tiempos de dolor, persecución o sufrimiento debemos confiar plenamente en Cristo.
Cuando usted se mueve en Fe, comienza a ver la mano de Dios obrando a tu favor, con milagros, prodigios y señales y al mismo tiempo el enemigo no le queda mas remedio que huir y dejarlo a usted en paz; Pero también puede ver que pasa el tiempo y continuas sufriendo, preocupado quizás desanimado pero lo que no puedes es menguar en tu fe, porque aunque tus ojos físicos no vean deshacerse los planes del enemigo quiero que sepas algo, solamente abre tus ojos espirituales para que veas a Dios trabajando y peleando tus batallas, mientras que esperas en El, porque en El haz confiado.

Dios te bendiga.

Maranatha.

Cristo viene Pronto














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